viernes, 18 de noviembre de 2016

MÓDULO 2, CASO NÚMERO 2.

  
  A continuación paso a detallar la actividad correspondiente al módulo 2, concretamente al caso número 2.
En este caso encontramos una víctima activa de acoso escolar.  Este tipo de casos pueden pasar desapercibidos o confundir el papel de “víctima” con el de “agresor” debido a las premisas personales que presentan. Recordemos que suelen ser provocadoras, impopulares, quieren llamar la atención y pueden presentar un comportamiento inapropiado, ya que su impulsividad les lleva a no elegir la conducta más apropiada para cada situación. También están predispuestos a tener conductas agresivas, irritantes y provocadoras.

DESCRIPCIÓN DE LA SITUACIÓN
Comenzaré haciendo un análisis del contexto donde se está produciendo la situación de acoso escolar:

Nos encontramos con una clase de 6º de primaria (11 años de edad) que cuenta con 28 alumnos y que el número de niños y de niñas está equiparado
.
Observando los datos que aporta el test sociométrico sobre el ambiente en el grupo podemos sacar las siguientes conclusiones:

à Prácticamente la totalidad de la clase opina que se siente bien o muy bien en su clase.
à Casi el 100% admite tener muchos amigos.
à Un alto porcentaje está contento con el clima de la clase, ya que opinan que en ella es fácil estudiar.
à La mitad de la clase admite que entre ellos se producen algunos conflictos.

Tomando como referencia este heteroinforme podemos afirmar que el clima en el aula es óptimo.
Si prestamos atención a la valoración de algunos alumnos en concreto, vemos que 5 de ellos están considerados como los más amables, respetuosos y que ayudan a los demás. Sobre todo dos de ellos (alumnos 12 y 19) que cuentan con 9 votos cada uno (el 32% de la clase). También apreciamos, que dentro del grupo-clase 3 alumnos están en situación de riesgo de acoso escolar, llamando mucho la atención la alumna 24, la cual presenta una situación alarmante ya que el 71% de sus compañeros opina que puede sufrir o sufre bullying.

De ese 71% de los niños (20 alumnos) un alto porcentaje opina que le aíslan, que es una alumna rechazada y que hablan mal de ella. También opinan que bastantes veces le maltratan físicamente y le insultan pero que nunca le han molestado a través de internet o el móvil.
Por otro lado, los 20 testigos son conscientes de que su compañera lo está pasando bastante mal, que discute bastante pero que no sabe defenderse. Creen que le gusta llamar la atención y que es intranquila, por ello creen que es diferente. Aunque consideran que está aislada, opinan que al menos tiene dos amig@s.

Para contrastar la información de este heteroinforme se realiza un autoinforme a la alumna 24 con el fin de conocer la situación que vive. El autoinforme de la alumna 24 nos desvela que su percepción de la realidad es totalmente diferente a la de sus compañeros. Es consciente de que no tiene amigos, y de que muchas veces sufre maltrato, tanto físico como psicológico. Admite llevar muy mal esta situación, que ya se alarga durante meses, por eso le ha hablado del tema a la familia. Dice sentirse muy bien con su compañero de mesa, pero si nos fijamos en el sociograma, parece que ese sentimiento no es mutuo.

INTERVENCIÓN
Dado que los problemas surgen en el grupo, debemos también solucionarlos en el grupo, utilizando estrategias que modifiquen la situación de aislamiento y rechazo de la víctima dentro del grupo; reforzando su red social y así evitar la repetición de estos episodios.
Para empezar, todos los maestros que dan clase en el aula deben de ser conocedores de la situación e implicarse en la tarea de intervención con el grupo.

à Con respecto a la víctima.
Se realizará una entrevista individual (lo más discreta posible) para interesarnos por su situación y mostrarle nuestro apoyo. Tiene que saber que no está sola y que vamos a buscar una solución.
Sabemos que es una alumna muy activa y que le cuesta controlar su impulsividad. Creo conveniente trabajar con ella una modificación de conducta a través de unos contratos basados en refuerzos positivos que se trabajarán a diario. Es muy importante que la alumna ponga de su parte para que sus impulsos disminuyan, ya que este puede ser uno de los motivos por los que los compañeros le vean diferente y le cueste integrarse.
Veo conveniente hablar a diario con la alumna, con el fin de que no se sienta tan sola y saber cómo se encuentra. Tenemos que reforzar su autoestima y guiarla en sus relaciones sociales, para que sus compañeros no la vean débil y se aprovechen de esta situación. El equipo de orientación nos puede dar unas directrices o hablar directamente con la víctima, con el fin de abordar con éxito esta situación.
Es necesario reunirse con la familia de la víctima y conocer su situación y sentimientos fuera del contexto escolar. Sería conveniente que el equipo de orientación estuviera presente en la reunión para aportarles estrategias y apoyo con el fin de que su hija se sienta bien y tenga una autoestima y un autoconcepto positivo. Se informará a la familia de los pasos a seguir para que el problema desaparezca.

àCon respecto al gran grupo:
Sabemos que los acosadores se encuentran dentro de su grupo-clase. No está claro quiénes se dedican a agredirla físicamente, lo que sí está claro es que el resto de los compañeros, espectadores del acoso, han optado por unirse a los agresores para obtener un protagonismo temporal, rechazando y aislando a su compañera. El sociograma nos muestra que casi la totalidad de la clase es consciente de que su compañera lo está pasando bastante mal, pero no empatizan con ella y no ponen remedio para que su situación cambie.
Mediante la observación directa, elegiremos a los alumnos prosociales que nos ayuden a fomentar la ayuda entre iguales. Creo conveniente reunirnos previamente con ellos y hablar con sinceridad de la situación que está ocurriendo en la clase. Seguro que los alumnos prosociales son capaces de empatizar con la víctima y de ponerse en su lugar y nos van a ser de gran ayuda para su integración en el grupo. Con estos alumnos tendremos reuniones periódicas donde nos cuenten su punto de vista. Estas reuniones serán lo más discretas posibles.
Intentaremos averiguar con quién se siente a gusto la alumna 24 y si vemos que es un alumno que pueda ayudarla y propicie su integración en el grupo le sentaremos cerca de ella, acompañados por alumnos prosociales.  Sabemos que es en el gran grupo donde debemos solucionar el problema, utilizando estrategias que modifiquen la situación de aislamiento y rechazo de la víctima en el grupo, reforzando su red social y por lo tanto evitando la repetición de estos episodios.
Dado que la alumna 24 no está bien integrada dentro del grupo, es muy conveniente trabajar con una metodología basada en el aprendizaje cooperativo; ya que su objetivo es la construcción de conocimientos y la adquisición de competencias y habilidades sociales. Se basa en la corresponsabilidad, la interdependencia, la interacción y la participación entre iguales. Nos enseña el respeto por la diferencia, un valor esencial para la convivencia.
A parte de fomentar el aprendizaje cooperativo, otra de las actuaciones que tendremos con el gran grupo será plantearnos objetivos educativos que favorezcan la calidad de las relaciones personales. Para ello trabajaremos valores clave como son la tolerancia, la empatía, el respeto… y tendremos frecuentes charlas grupales donde se favorezcan el intercambio de opiniones, con el objetivo de que todos se sepan poner en el lugar del otro  y diferenciar lo que está bien de lo que no.

à Con respecto a los acosadores:
Mediante la observación directa y las entrevistas que realicemos tanto a la víctima como a sus compañeros se identificará a los principales agresores. Una vez llegado a este punto, se les aplicarán las sanciones correspondientes a sus actos reflejadas en el RRI del centro.
El equipo directivo (que previamente debe de ser conocedor de los hechos) junto con el tutor/a y el equipo de orientación se reunirán con las familias de los alumnos que han acosado a una compañera y les detallará los hecho sucedidos y las sanciones impuestas, con el fin de que en casa trabajen con sus hijos para que este tipo de actitudes no se vuelvan a repetir. Si es necesario, la orientadora  les podrá dar pautas para abordar este tipo de actitudes.

SEGUIMIENTO DE LA INTERVENCIÓN
Hablaremos periódicamente con la alumna, aportándole la confianza necesaria para que nos cuente cualquier situación negativa para ella que se pudiera repetir. Además, nos mantendremos en contacto de forma frecuente con su familia, tanto para saber cómo se encuentra su hija como para coordinarnos en el trabajo de las habilidades sociales que queremos fomentar.
También llevaremos un seguimiento de las informaciones que nos ofrezcan los alumnos prosociales. Para ello, nos reuniremos de forma periódica con ellos, que nos aportarán su punto de vista y nos serán de gran ayuda para saber si realmente el clima de la clase está cambiando y sobre todo, saber si la situación de su compañera está mejorando.
Pasados unos meses, y siempre que veamos que la situación sigue un camino positivo, volveremos a realizar el sociograma, para ver si realmente a situación está mejorando. Si no es así tendremos que cambiar de estrategias y considerar, si fuera necesario, nuevos ayudantes o compañeros de mesa.
Veo necesario, comunicar de forma periódica al resto de la comunidad educativa el estado en el que se encuentra el caso, ya que todos velamos por el bien de nuestros alumnos.

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