A continuación paso a detallar la actividad correspondiente
al módulo 2, concretamente al caso número 2.
En este caso encontramos una víctima activa de acoso
escolar. Este tipo de casos pueden pasar
desapercibidos o confundir el papel de “víctima” con el de “agresor” debido a
las premisas personales que presentan. Recordemos que suelen ser provocadoras,
impopulares, quieren llamar la atención y pueden presentar un comportamiento
inapropiado, ya que su impulsividad les lleva a no elegir la conducta más
apropiada para cada situación. También están predispuestos a tener conductas
agresivas, irritantes y provocadoras.
DESCRIPCIÓN DE LA
SITUACIÓN
Comenzaré haciendo un análisis del contexto donde se está
produciendo la situación de acoso escolar:
Nos encontramos con una clase de 6º de primaria (11 años de
edad) que cuenta con 28 alumnos y que el número de niños y de niñas está
equiparado
.
Observando los datos que aporta el test sociométrico sobre
el ambiente en el grupo podemos sacar las siguientes conclusiones:
à
Prácticamente la totalidad de la clase opina que se siente bien o muy bien en
su clase.
à
Casi el 100% admite tener muchos amigos.
à
Un alto porcentaje está contento con el clima de la clase, ya que opinan que en
ella es fácil estudiar.
à
La mitad de la clase admite que entre ellos se producen algunos conflictos.
Tomando como referencia este heteroinforme podemos afirmar
que el clima en el aula es óptimo.
Si prestamos atención a la valoración de algunos alumnos en
concreto, vemos que 5 de ellos están considerados como los más amables,
respetuosos y que ayudan a los demás. Sobre todo dos de ellos (alumnos 12 y 19)
que cuentan con 9 votos cada uno (el 32% de la clase). También apreciamos, que
dentro del grupo-clase 3 alumnos están en situación de riesgo de acoso escolar,
llamando mucho la atención la alumna 24, la cual presenta una situación
alarmante ya que el 71% de sus compañeros opina que puede sufrir o sufre
bullying.
De ese 71% de los niños (20 alumnos) un alto porcentaje
opina que le aíslan, que es una alumna rechazada y que hablan mal de ella.
También opinan que bastantes veces le maltratan físicamente y le insultan pero
que nunca le han molestado a través de internet o el móvil.
Por otro lado, los 20 testigos son conscientes de que su
compañera lo está pasando bastante mal, que discute bastante pero que no sabe
defenderse. Creen que le gusta llamar la atención y que es intranquila, por
ello creen que es diferente. Aunque consideran que está aislada, opinan que al
menos tiene dos amig@s.
Para contrastar la información de este heteroinforme se
realiza un autoinforme a la alumna 24 con el fin de conocer la situación que
vive. El autoinforme de la alumna 24 nos desvela que su percepción de la
realidad es totalmente diferente a la de sus compañeros. Es consciente de que no
tiene amigos, y de que muchas veces sufre maltrato, tanto físico como
psicológico. Admite llevar muy mal esta situación, que ya se alarga durante
meses, por eso le ha hablado del tema a la familia. Dice sentirse muy bien con
su compañero de mesa, pero si nos fijamos en el sociograma, parece que ese
sentimiento no es mutuo.
INTERVENCIÓN
Dado que los problemas surgen en el grupo, debemos también
solucionarlos en el grupo, utilizando estrategias que modifiquen la situación
de aislamiento y rechazo de la víctima dentro del grupo; reforzando su red
social y así evitar la repetición de estos episodios.
Para empezar, todos los maestros que dan clase en el aula
deben de ser conocedores de la situación e implicarse en la tarea de
intervención con el grupo.
à
Con respecto a la víctima.
Se realizará una entrevista individual (lo más discreta
posible) para interesarnos por su situación y mostrarle nuestro apoyo. Tiene
que saber que no está sola y que vamos a buscar una solución.
Sabemos que es una alumna muy activa y que le cuesta
controlar su impulsividad. Creo conveniente trabajar con ella una modificación
de conducta a través de unos contratos basados en refuerzos positivos que se
trabajarán a diario. Es muy importante que la alumna ponga de su parte para que
sus impulsos disminuyan, ya que este puede ser uno de los motivos por los que
los compañeros le vean diferente y le cueste integrarse.
Veo conveniente hablar a diario con la alumna, con el fin de
que no se sienta tan sola y saber cómo se encuentra. Tenemos que reforzar su
autoestima y guiarla en sus relaciones sociales, para que sus compañeros no la
vean débil y se aprovechen de esta situación. El equipo de orientación nos
puede dar unas directrices o hablar directamente con la víctima, con el fin de
abordar con éxito esta situación.
Es necesario reunirse con la familia de la víctima y conocer
su situación y sentimientos fuera del contexto escolar. Sería conveniente que
el equipo de orientación estuviera presente en la reunión para aportarles
estrategias y apoyo con el fin de que su hija se sienta bien y tenga una
autoestima y un autoconcepto positivo. Se informará a la familia de los pasos a
seguir para que el problema desaparezca.
àCon
respecto al gran grupo:
Sabemos que los acosadores se encuentran dentro de su
grupo-clase. No está claro quiénes se dedican a agredirla físicamente, lo que sí
está claro es que el resto de los compañeros, espectadores del acoso, han
optado por unirse a los agresores para obtener un protagonismo temporal, rechazando
y aislando a su compañera. El sociograma nos muestra que casi la totalidad de
la clase es consciente de que su compañera lo está pasando bastante mal, pero
no empatizan con ella y no ponen remedio para que su situación cambie.
Mediante la observación directa, elegiremos a los alumnos
prosociales que nos ayuden a fomentar la ayuda entre iguales. Creo conveniente
reunirnos previamente con ellos y hablar con sinceridad de la situación que
está ocurriendo en la clase. Seguro que los alumnos prosociales son capaces de
empatizar con la víctima y de ponerse en su lugar y nos van a ser de gran ayuda
para su integración en el grupo. Con estos alumnos tendremos reuniones
periódicas donde nos cuenten su punto de vista. Estas reuniones serán lo más
discretas posibles.
Intentaremos averiguar con quién se siente a gusto la alumna
24 y si vemos que es un alumno que pueda ayudarla y propicie su integración en
el grupo le sentaremos cerca de ella, acompañados por alumnos prosociales. Sabemos que es en el gran grupo donde debemos
solucionar el problema, utilizando estrategias que modifiquen la situación de
aislamiento y rechazo de la víctima en el grupo, reforzando su red social y por
lo tanto evitando la repetición de estos episodios.
Dado que la alumna 24 no está bien integrada dentro del
grupo, es muy conveniente trabajar con una metodología basada en el aprendizaje
cooperativo; ya que su objetivo es la construcción de conocimientos y la
adquisición de competencias y habilidades sociales. Se basa en la
corresponsabilidad, la interdependencia, la interacción y la participación
entre iguales. Nos enseña el respeto por la diferencia, un valor esencial para
la convivencia.
A parte de fomentar el aprendizaje cooperativo, otra de las
actuaciones que tendremos con el gran grupo será plantearnos objetivos educativos
que favorezcan la calidad de las relaciones personales. Para ello trabajaremos
valores clave como son la tolerancia, la empatía, el respeto… y tendremos
frecuentes charlas grupales donde se favorezcan el intercambio de opiniones,
con el objetivo de que todos se sepan poner en el lugar del otro y diferenciar lo que está bien de lo que no.
à
Con respecto a los acosadores:
Mediante la observación directa y las entrevistas que
realicemos tanto a la víctima como a sus compañeros se identificará a los
principales agresores. Una vez llegado a este punto, se les aplicarán las
sanciones correspondientes a sus actos reflejadas en el RRI del centro.
El equipo directivo (que previamente debe de ser conocedor
de los hechos) junto con el tutor/a y el equipo de orientación se reunirán con
las familias de los alumnos que han acosado a una compañera y les detallará los
hecho sucedidos y las sanciones impuestas, con el fin de que en casa trabajen
con sus hijos para que este tipo de actitudes no se vuelvan a repetir. Si es
necesario, la orientadora les podrá dar
pautas para abordar este tipo de actitudes.
SEGUIMIENTO DE LA
INTERVENCIÓN
Hablaremos periódicamente con la alumna, aportándole la
confianza necesaria para que nos cuente cualquier situación negativa para ella
que se pudiera repetir. Además, nos mantendremos en contacto de forma frecuente
con su familia, tanto para saber cómo se encuentra su hija como para
coordinarnos en el trabajo de las habilidades sociales que queremos fomentar.
También llevaremos un seguimiento de las informaciones que
nos ofrezcan los alumnos prosociales. Para ello, nos reuniremos de forma
periódica con ellos, que nos aportarán su punto de vista y nos serán de gran
ayuda para saber si realmente el clima de la clase está cambiando y sobre todo,
saber si la situación de su compañera está mejorando.
Pasados unos meses, y siempre que veamos que la situación
sigue un camino positivo, volveremos a realizar el sociograma, para ver si
realmente a situación está mejorando. Si no es así tendremos que cambiar de
estrategias y considerar, si fuera necesario, nuevos ayudantes o compañeros de
mesa.
Veo necesario, comunicar de forma periódica al resto de la
comunidad educativa el estado en el que se encuentra el caso, ya que todos
velamos por el bien de nuestros alumnos.
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